Perdonad que no haya
escrito hasta hoy, pero he estado basado unos días en Malinau, un pueblo
al norte de la isla de Borneo, la más grande de toda Indonesia. Debido a
su pequeño tamaño, a la compañía telefónica no le sale a cuenta proveerles con
Internet, por lo que he estado aislado hasta para llamar por teléfono. Mi base
principal es Balikpapan, que al contrario de lo que yo creía no es la
capital de la provincia de Kalimantan. La capital se llama Samarinda y tiene un aeropuerto en medio de la ciudad rodeado de edificios y mezquitas.
El área norte de la
provincia de Kalimantan (parte indonesia de la isla de Borneo) basa su economía
en la minería del carbón (Parece ser que todavía tiene usos) y desde el aire se
puede contemplar barcazas que transportan enormes cantidades de carbón
valoradas en más de un millón de dólares cada una por los cientos de canales y
ríos que hay por la zona.
La ciudad de Balikpapan
es considerada una de las más limpias de Indonesia (No os esperéis algo parecido
a España, estoy hablando de niveles de limpieza indonesios), e incluso muchas
calles tienen aceras para andar, algo no muy común en este país. El crecimiento
de la ciudad se debe al petróleo, al parecer, abundante en la isla. Varias
empresas petrolíferas tienen aquí sus
oficinas en Indonesia, incluida Pertamina, el monopolio y empresa
estatal indonesios.
Lo más triste en
Kalimantan es la deforestación. Se trata de una de las selvas más biodiversas
del planeta y el Gobierno indonesio está permitiendo la tala indiscriminada de
árboles para la creación de campos de palmas, de donde se saca uno de los
aceites menos saludables que existen: el aceite de palma. También se
están explotando las áreas selváticas para el abastecimiento de empresas
papeleras a cambio, todo ello, de altos impuestos para el Gobierno. Ello
confirma una vez más el modelo de razonamiento indonesio: Pensar únicamente en
el presente. No se dan cuenta que con ello están hipotecando el futuro del país
a cambio de sucio dinero inmediato.
En fin, quitando estas
cosas, sólo me queda decir que Borneo, aparte de compartir su territorio entre Malasia, Indonesia y el Sultanato de Brunei, es una enorme isla llena de
paisajes increíbles y el hogar de la mascota de Kalimantan: El Oso de la Miel.
Aquí, además de disponer
de muchas variedades de exquisita miel, podemos encontrar frutas como el mango,
la papaya, el rambután, el durián (Una fruta que vuelve locos a
los indonesios, pero que huele como el sobaco de un mono enfermo) o el exótico y delicioso mangostán.
Frutas de las que han disfrutado durante cientos de años los Dayak, una
de las etnias autóctonas de Borneo.
Os dejo, que mañana
vuelo. Un saludo!
Muy cierto lo que comentas de que los indonesios solamente piensan en el presente, un país tan extraordinariamente bello y ver que para ellos progreso significa seguir el ejemplo de Jakarta.
ResponderEliminarMuy interesante el post, por cierto.
Veo que a ti tampoco te gusta Jakarta. Creo que es una de las ciudades más contaminadas, desordenadas, sucias y poco eficientes que he visto en mi vida.
EliminarTodos mis compañeros, que son bules, también se han fijado en la forma de pensar indonesia, creo que es algo común al 90% de la población.
Me alegro de que te haya gustado, a mí también me ha parecido muy interesante tu post sobre el año nuevo Chino. Gong hei fa choi!