Contemplo desde mi oficina el mar. El mar que se extiende y se convierte en el Océano Índico. Quedan 20 minutos para aterrizar. Contactamos con el aeropuerto de Nagan Raya, un pequeño emplazamiento no controlado del noroeste de Sumatra. La persona en la torre nos dice que comuniquemos en final de la pista 32. Sin problema. Al hacer la llamada pertinente, no oímos respuesta desde tierra. Lo volvemos a intentar. Nada. Bueno, se habrá ido al baño, da igual, no es obligatorio establecer contacto. Aterrizamos.
Vaya, me cuesta un poco mantener el avión en el eje de pista mientras lo acerco al parking. Puede ser que ya esté cansado después de todo el día volando, bueno, "it's not a big deal".
-¿Pero dónde cojones se ha metido todo el mundo? Esto está desierto. - Dice el comandante -
Paramos el avión. A los pocos segundos, sale corriendo desde la terminal, la persona de nuestra comapañía encargada del handling y la venta de billetes. Abro la puerta.
- Mister, míster! Quick! Very strong earthquake!
- Let's get the fuck out of here - Le digo al comandante.
Cargamos todo y despegamos. A los 5 minutos de vuelo recibimos un mensaje en el avión. Alerta de tsunami, un terremoto de 8.7 a 200 millas de Nagan Raya, observad el área, si veis la ola, accionad el botón de emergencia.
Miro ansioso el mar, todo parece tranquilo, por lo menos tenemos tiempo antes de que llegue. Sobrevolamos el área durante 20 minutos, por razones de combustible y volvemos a Medán.
Una vez allí nos enteramos que se ha sentido el temblor y que la alerta de tsunami se mantiene por precaución, pero que no se cree que se provoque uno.
Ahora cuando miro al Índico con el respeto que merece, me doy cuenta de lo insignificantes que somos ante el poder de la Tierra.